Nos hemos pasado una vida tratando de no sentir dolor, evitamos el miedo, la tristeza, la rabia. Pero no sabemos que la emoción está en nuestro organismo, siendo la forma de comunicación de nuestro inconsciente biológico con nuestro consciente.

Muchas veces sentimos que algo está pasando en nuestro interior, sin embargo, en vez de ir a ese lugar interno a descubrir el significado de nuestra incomodidad, buscamos escapar o evadir cualquier sensación de malestar interno. Corremos en busca de alguien o algo que nos genere un cambio de emoción, lo cual no está mal, siempre y cuando se haya prestado atención a lo que quiere comunicar nuestro cuerpo.

Existe una razón por la cual evadimos nuestras emociones negativas. No hemos tenido una buena educación a nivel cultural de qué significa sentir, de cómo reconocer y gestionar nuestras emociones.

La emoción surge en un instante de divorcio consigo mismo, aparece de súbito a nuestra espalda, acechando. Es una huella consiente de una actividad interna, el indicio de una función biológica satisfecha o no. Por ejemplo, si hemos comido, nos sentimos saciados o llenos; si no, nos sentimos frustrados, enfurecidos, con carencia. Si hemos dormido bien, nos sentimos relajados y frescos.

Todo a nuestro alrededor garantiza nuestra seguridad, nos sentimos apacibles y nuestro comportamiento se perpetúa y nos relajamos. Pero si el entorno es hostil, entonces el miedo surge de lo más profundo de nosotros mismos con el fin de ponernos en alerta.

La emoción aparece siempre en un instante, de manera involuntaria, descontrolada y adaptada a la perfección a una situación exterior. Cuando estamos disociados de nuestro cuerpo, y no nos hemos hecho cargo de la emoción, podemos ver y sentir nuestra turbación, porque está instalada en nuestro cuerpo de manera precisa, ya sea con calor en el vientre, tensión en la garganta, hombros pesados, piernas cansadas, hormigueo en las manos, entumecimientos de las extremidades, etc.

A mi juicio, la emoción es la energía más poderosa del cuerpo. Es el motor, la esencia misma de nuestra vida, nuestro combustible para movernos y actuar. Sólo la emoción nos permite avanzar, nos motiva a levantarnos por las mañanas, a cuestionar y escoger la dirección que más nos convenga.

La emoción provoca encuentros o aislamientos, está en el origen de todas nuestras decisiones impulsivas y en cada momento de nuestras vidas.

Cuando comprendemos lo que nuestro cuerpo nos muestra, que nos impulsa, nos defiende, nos cuida y nos protege, todo a través de las emociones, podemos sentir sin miedo, tristeza, dolor y sin juicio. Podemos descargar y darle un lugar a la emoción para que se exprese y pueda ser liberada.

Al tener esa comunicación con nosotros mismos y entender que todo tiene un porqué y un para qué, dejaremos de evitar y de escaparnos de nuestros sentimientos, logrando encontrar el equilibrio de nuestra vida, porque ya no tendremos miedo a sentir.

Es vital poder generar una comunicación con nuestra biología y el vehículo para hacerlo son las emociones.

Cada vez que experimentamos un evento externo, nuestro cuerpo envía la señal a través de las emociones de que algo sucede dentro, el cuerpo se pone en tensión si tiene la impresión de que debe luchar, huir o esconderse. Lo que sucede es que, cuando ya se ha grabado la experiencia, seguimos repitiendo el mismo comportamiento, los mismos pensamientos que ya no nos sirven, porque se activa la misma emoción de muchos años atrás. Las emociones traducen a nivel consciente lo que se vive a nivel biológico celular, debido a que la función de la emoción es transmitir al consciente una función biológica satisfecha (colmado, saciado, aliviado, seguro) o insatisfecha (agredido, separado, frustrado, hambriento). En este sentido, pienso que la emoción es la esencia que hace funcionar el motor de la vida.

¡Observa a tu alrededor!  Observa en ti mismo y pregúntate:

  • ¿Habría vida sin emoción?
  • ¿Qué haría sin el motor emocional?
  • ¿A qué me han llevado mis emociones?
  • ¿Qué cosas hubiera hecho diferente si hubiese sentido otra emoción?
  • ¿Cuáles son las emociones que mantengo por más tiempo?
  • ¿Qué necesidad no ha sido satisfecha que me genera cierta emoción?
  • ¿Qué emoción no me permito expresar?
  • ¿Como sería mi vida sin emociones?

¡La vida es energía en movimiento que lo da la emoción!

Danica Marinovic
Formadora de Empoderamiento Consciente
Terapeuta Transpersonal